Intolerancia a antiinflamatorios no esteroidales (AINEs)
En 1897, un químico alemán, Felix Hoffmann, produjo una forma estable de ácido acetilsalicílico combinando ácidos acéticos con ácidos salicílicos para el tratamiento de la artritis de su padre. El producto se denominó aspirina y en la actualidad es considerada una de las drogas más relevantes de la industria farmacéutica. Se utiliza en forma habitual para aliviar los síntomas de cefalea, fiebre, dolor e inflamación musculoesquelética. Sus efectos inhibitorios en la agregación plaquetaria la transformaron en el medicamento de elección para la prevención de accidentes vasculares isquémicos, patología coronaria y tromboembolismos.
Las reacciones adversas a la aspirina comenzaron a ser documentadas a principios del siglo XIX, pocos años después de que este medicamento fuera introducido al mercado. Los antiinflamatorios no esteroidales (AINEs) son medicamentos que tienen un perfil de acción similar a la aspirina y el primero de este grupo en comercializarse fue la indometacina. La aspirina y los AINEs tienen en común que inhiben la inflamación mediante la interferencia en la generación de eicosanoides derivados del ácido araquidónico; esto lo logran a través de la inhibición de ciertas proteínas que participan en la síntesis de prostaglandinas, más conocidas como COX-1 y COX-2.
Desde entonces hasta la actualidad se han fabricado y se han introducido numerosos nuevos AINEs, los cuales tienen la propiedad de inhibir en forma más selectiva la enzima COX-2. Los AINEs existentes se pueden dividir en 3 grupos principales dependiendo de su afinidad por COX-1 y/o COX-2. La aspirina y los AINEs tradicionales (los primeros en aparecer) como indometacina, naproxeno y diclofenaco, inhiben en forma predominante a COX-1 y en menor medida a COX-2. Los AINEs más nuevos como nimesulida o meloxicam inhiben en mayor medida a la COX-2 y además existen inhibidores selectivos de COX-2.
Esta selectividad influye en el perfil de los efectos adversos que se pueden producir con ellos. Un efecto adverso a un medicamento se puede definir como cualquier reacción no deseada asociada a la ingesta de una droga y se dividen en 2 tipos, A y B. Los tipo A son los más frecuentes y pueden ocurrir en cualquier paciente por el consumo de una dosis más alta de la indicada. Los tipo B ocurren en pacientes susceptibles y no se relacionan con la dosis de la droga.
Cuando se habla de hipersensibilidad a AINEs, nos referimos a reacciones de tipo B, que pueden ser de causa inmunológica (p. ej. alergia) o de causa no inmunológica, por el bloqueo de la producción de prostaglandinas específicas, siendo esto último lo más frecuente. Este tipo de reacciones antes eran conocidas como idiosincráticas o seudoalérgicas. Las reacciones de hipersensibilidad a AINEs clínicamente se pueden clasificar como: (1) enfermedad respiratoria exacerbada por AINEs, (2) enfermedad cutánea exacerbada por AINEs, (3) urticaria y angioedema inducida por AINEs, (4) urticaria, angioedema o anafilaxia inducida por un tipo específico de AINE o (5) hipersensibilidad retardada producida por AINEs.
El manejo de estas reacciones consiste en tener un adecuado diagnóstico mediante una exhaustiva historia clínica y examen físico. Una vez que éstas se definen, las alternativas de tratamiento incluyen antihistamínicos y corticoides, entre otros fármacos, y posteriormente las estrategias se basan en la evitación del fármaco responsable, el uso de AINEs alternativos y la desensibilización a la aspirina.
Dra. Elisa Pereira, inmunóloga clínica. Enero del 2017